… quizás tu
voz me traiga un soplo
y el verde
extinguido prenda flores
quizás la
lluvia me traiga tus manos
y esa luz,
se torne olvido
de los mares
de los cielos
del reflejo ausente que
en el agua duerme
minúsculo astro
aparente
calcina la musa lenta
y siento
pájaros en los dedos
melancolía
en la piel.
Quizás la
mañana me traiga lunas
para recorrer
la leyenda de estos pasos
quizás,
me traiga también jirones
que habré de usar en las márgenes
de este otoño
con la tinta
de cada huella
inventada en el hierro
que cuelga
de tu espalda
y marca el
sonido del tiempo.
quizás tu ágil
sonrisa retorne en la pausa
de esta
tarde inquieta y silenciada
y las
crisálidas reanimen sus ojos
para honrar
nuestros besos con sus mieles
mientras trepida en el
campo
un traslúcido aroma de
frutos mansos
y se pierden en la sombra
vacía del naranjo
que
peregrina alerta este cielo
y cuenta
golondrinas en ramas sospechadas.
R.R.
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