Cuántos ojos mirarán hacia el Este
en las noches en que el viento mece las hojas
remueve y mezcla los aromas
de azahares, tabacos y verdes.
Esas noches inmensas y oscuras
con estrellas suaves que alumbran apenas
candiles sumisos de la magia ajena
por donde los ojos se escapan y vuelan.
Sentir el letargo que duerme en el centro
creer la nostalgia una compañera
saber que el albor limpiará esta condena.
Declararse entonces con ojos hacia adentro
en cielos gestados por lunas barrocas
estar y no estar, inercia y derrota.
R. R.
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