miércoles, 4 de abril de 2012

Ayer, Hoy y Mañana


Ayer...
Apenas un bosquejo no concreto
un racimo de sonrisas
un retoño de durazno.
Escondida en vagos tules
imaginaba la vida
como un arcón de sorpresas
que atesoraba los juegos
las canciones y las rondas,
bastando una sola mirada
para volver a hacer amigos…
El día se hacía interminable
entre meriendas y tareas
las tardes de sol en la parra,
los cuentos de la abuela,
crecer no era importante,
lo primero era vivir…
Una mesa con puchero,
una siesta de silencios
escuchando a la solapa
y mientras todos dormían
las ansias de lo prohibido
conjugaba con la magia.
Ayer,
crecer no era importante
sólo era
un esbozo de mujer

Hoy...

Barreras en cadenas
conforman murallas
desafiantes,
imprecisas.
Caminos serpenteantes,
atascos y penumbras
de algún surco silencioso
que penetra las entrañas.

Y a la vez…
como si un duende le diera
el mágico encanto de un don
surge ávida de matices
que incitan a continuar
con afán hacia el tesoro.

Por momentos obtusa,
nubilada.
Por momentos idílica,
avasallante.

Y en la exacta sumatoria
persevera la belleza
de que en cada amanecer
habrá un nuevo acertijo
que nos atrape
intentándolo conquistar.

Mañana...

Quizás me encuentre cansada
con más arrugas en la frente
y blanco cabellos largos.

Quizás mi espalda encorvada
de cargar tantos días
al dolor se halla habituado.

O la mente, cada vez más engañosa
no distinga de quimeras
y palpite abriendo alas.

Pero el destello en los labios
y ese místico brillo en los ojos,
no harán cambiar esta esencia,
no harán que sangre otras venas.

Y en cada tono de algún ocaso
en cada vuelo de algún pájaro
o en cada espejo del río,
aún seré fuego que abriga
y seré lluvia
que riega los campos.