domingo, 19 de agosto de 2012

El inexorable paso del tiempo

No era tan...

el significado agreste

de tu geografía



y pensándolo bien

tampoco era el verbo

un ámbito anónimo

donde caer y revivir.



Si algo queda

es la huella enmarcada en el reloj de pared

                                               que ya no cuenta,

mientras busco en la sala

signos

y desde un rincón

el perro atrapa el anverso de mis ojos

-         justo a la hora   -                  

en que los abrazos se deforman 

y se vuelven noche.





Me recuerdo buscando en tu cuerpo

mi interior perdido,

era un secreto equitativo,

al cual recurrir

en los lapsos huérfanos.



Ya tus muslos se desgranan

y no sirve

                    soñar sin sueños.
                                                                               R.R.

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